En mis principios como fotógrafo me atraían sobre todo los retratos.
Un retrato es una comunicación privilegiada y casi íntima con una persona, siendo la parte relacional tanto o más importantes como cualquier otra de esta disciplina.
Cuando empecé con las fotos en las calles, mi tendencia natural era seguir buscando el retrato: con encuadres más cerrados en particular.
Con el tiempo y la experiencia, aprendí que el contexto y las situaciones son aún más importante debido a los destacados aspectos sociales y culturales que conlleva este tipo de fotografía.
Las fotos callejeras tienen que contar historias y aportar un testimonio societal. Es cierto que un retrato ingenuo, capturado en la calle también aporta un testimonio, sin embargo, no creo que debamos restringir nuestras fotos callejeras a solo lo que comunica un retrato, porque el contexto es lo que da sentido a lo que vemos.
Cada uno somos nosotros… y nuestras circunstancias.